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La parábola de los ciegos y el elefante

La parábola de los ciegos y el elefante "Érase una vez en la India, que unos pobres ciegos iban por una carretera polvorienta, guiados por un amable caballero de edad madura, que todavía tenía buena vista. A cualquier parte que llegaban, el anciano les hablaba
de las maravillosas cosas que se veían y de lo que ocurría en torno a ellos, haciendo las veces de guía como si fuera los ojos de repuesto de los ciegos.

Aquí les explicaba la belleza de un templo; allá les decía que palparan la cara de una estatua. A veces los invidentes gritaban de alegría, pues nunca habían experimentado cosas tan interesantes. Un día, el anciano les anunció que tenía algo especial. Más adelante en el camino, dijo, hay un elefante, que es una de las bestias más maravillosas.
Tendréis la oportunidad, no muy frecuente, de palparlo. Llenos de alegría, los ciegos bajo la dirección del anciano, se acercaron al enorme animal y lo tocaron. Al cabo de un instante, el elefante, irritado, se marchó corriendo, dejándolos en medio del camino.

Entusiasmados con esa nueva experiencia, se deshacían en exclamaciones sobre el maravilloso monstruo que habían tocado por primera vez. El que había palpado una pata del paquidermo, exclamó: ¡Oh, el elefante es una bestia maravillosa, es como un gran árbol, pero fuerte como una roca! No, exclamó el segundo que había tentado la trompa; el elefante es como una gran serpiente que se mueve lentamente hacía atrás y hacía adelante. ¡Imposible!, gritó otro que había tocado la oreja del animal, están locos los dos, pues el elefante es como una enorme hoja de árbol, amplia y delgada. El cuarto, recordando la cola del elefante, no hacía sino comentar sobre aquella cosa extraña: era un animal en forma de rama, largo y delgado. El quinto, molesto por las tonterías que estaba oyendo de los demás, les explicó que era como un enorme muro (ya que había palpado al elefante por un costado).

Los cinco ciegos, antes buenos amigos, entraron en violenta discusión sobre cuál era la naturaleza verdadera de los elefantes. Por fin, molestos y descorazonados por la ignorancia de los demás, cada uno tomó diferentes
direcciones y nunca más se volvieron a hablar."

00.14
Esta parábola dió el nombre a la película que acabo de ver, "Elephant", de Gus Van Sant. No es que sea un director muy de mi devoción, pero tenía ganas de ver la película, que se inspira en la matanza del instituto Colombine. En realidad, Gus Van Sant cogió el título de una película de Alan Clarke, pensando que se refería a esta parábola, cuando en realidad, Clarke había escogido ese título porque para él, ignorar el conflicto reflejado en su película (la situación en Irlanda del Norte) es como ignorar un elefante en el salón (de lo que se entera uno con los extras del DVD...).
La película no tiene nada del otro mundo, simplemente refleja la vida en un instituto, con personajes más o menos estereotipados. Los que más me gustaron fueron las tres chicas bien que, despues de escoger escrupulosamente la comida, mastican dos trozos y se van juntas a vomitar al baño, entre que se miran el culo en el espejo y se dan un poco mas de colorete... Esta semana ha salido en todos los periódicos la persecución contra las páginas que animan a las chicas a la anorexia (ser amigas de Ana) y la bulimia (ser amigas de Mia) y que tienen un montón de visitas y de adeptas. Sin comentarios.

2 comentarios

dagoberto -

elefante es una pelicula tranqui, hasta aburrida pero tiene un final explosivo, que te hace meditar y decir que buena pelicula

L. -

La película tiene un interesante uso de la Steady, más con la dificultad que tienen los tránsitos de interior a exterior por el cambio de luz, que obliga a cerrar o abrir diafragma. Pero en esta película las transiciones son muy sutiles. Él filme peca de cierto abuso en la reiteración, pero su polémico premio en Cannes quizás haya provenido de la narrativa limpia y aséptica; por mostrar sin narrar. A mi me pareció interesante, pero coincido contigo, no es nada para llevarse a una isla desierta.