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Gélica noche con Leonor

Gélica noche con Leonor 00:28
Este pasado fin de semana he tenido unas minivacaciones en Madrid. El motivo fue llevar a una amiga que se mudaba a Zamora, y decidimos pasar unos días en la capital ella, su novio y yo. Ha estado bien, salvo porque ir con una pareja se está convirtiendo en algo común en mi vida, y no me gusta demasiado. Además, siempre te enfrentas a dos, por lo que son mayoría en todas las decisiones...
Después de hojear la guía del ocio y ver que no había ningún concierto interesante (ay, Marlango, donde estarás Leo...), mi propuesta de ir a ver "Cats" prosperó y con un asiento de los malos pero aprovechable me vi el primer musical en directo de mi vida. La verdad es que me sorprendió bastante, aunque la inexistencia de trama hiciese que el interés fluctuase por momentos. El resto del fin de semana, salvo una parada en el parque de la Bombilla para ver danzas africanas no fue nada cultural: paseo por el centro, cena en Lavapiés, copas por Huertas, picnic en el retiro y visita al parque de atracciones (donde me lo pasé de miedo, por cierto).

Al dejar a mi amiga en Zamora, empezó la farsa. La madre de mi amiga nos conoce a todos porque fuimos varias veces a su casa por Semana Santa (que fiestón!). El año pasado su madre condenó a todos los chicos gallegos, salvo a mí, porque mi amiga sufrió mucho por uno de los chicos de la panda, con el que estuvo saliendo varios años. Sin embargo, mi amiga no aprendió la lección y hace poco se puso a salir con otro chico de la pandilla, así que en casa de sus padres su novio fue un novio escondido. Su madre me recibió con un abrazo descomunal y una botella de Sunny Delight sabor Florida (porque recordaba que, el año pasado, yo había aparecido con una botella que me había comprado para el viaje en una gasolinera!!!!). Tras las preguntas sobre el viaje, su madre me dijo directamente a la cara que yo era una buenísima persona y yo, falso yerno perfecto para todas las madres de todas mis amigas, la contenté sin mentir demasiado diciéndole que sus chuletillas de cordero estaban estupendas. que su hija encontraría trabajo pronto, que las flores del jardín estaban preciosas... Se quedó encantada. Su madre nos puso a dormir en una cama de matrimonio a mi y al novio escondido.

Debió ser la mezcla de ir a Madrid y esperar que me iba a encontrar con un concierto de Marlango esperándome, haber ido al teatro y dormir junto al machote semidesnudo novio de mi amiga que me hizo tener un sueño bastante raro, seguramente del gusto de mi recién vuelto de vacaciones L. Yo estaba en el teatro, en un palco, esperando ver actuar a LA MADRE DE LEONOR WATLING!!! Pues esperabamos y esperábamos, y la tía que no salía. Entonces todo el mundo empieza a ponerse inquieto, a silbar, y nada, que la tia no sale. Corre el rumor de que se encuentra mal. Entonces yo, ni corto ni perezoso, bajo al escenario y me pongo a hacer que canto, horrible por cierto, pero con el suficiente humor como para entretener al respetable. Increible. Pues nada, tras quince minutos, veo que aparece por una esquina la madre de Leonor Watling, y la anuncio diciendo que seguramente lo hará mejor que yo...

Vuelvo a mi palco y veo que Leonor está sentada dos filas más allá. Me ve llegar y me sonrie. Su madre empieza a cantar. Leo se levanta. LLeva un vestido asimétrico, con falda floja por encima de las rodillas. Se sienta a mi lado y escucha a su madre. Yo me quedo de piedra. Ella me coge la mano. Se la lleva a la boca y empieza a lamerme todos los dedos suavemente. Cuando ha terminado con el quinto, dirige mi mano hacia sus piernas, se abre suavemente y sin decir palabra mete mi mano entre ellas. Empieza a excitarse muy muuucho y a estirarse en su butaca, con gemidos cortos y sordos. Al rato, cuando ya tengo la boca sequísima de tenerla abierta, me susurra: "Me voy a correr" y se espaturra. Al rato su respíración vuelve a ser normal y entonces se recompone, se coloca el moño francés, se estira el vestido, me sonríe y se va. En ese momento me despierto, giro la cabeza y me encuentro el pecho florido del novio de mi amiga a diez centímetros de mí.
Que venga alguien y que me psicoanalice.

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